La incertidumbre es ese lugar donde te tambaleas
La incertidumbre es ese lugar donde te tambaleas, parece que pierdes el equilibrio y todo escapa de tu control.
Es un gran momento de aprendizaje, donde se pone en juego nuestra paciencia y aceptación de la situación.
Se podría decir que es la cuerda floja que hace que nos sintamos inseguros e inquietos, porque nos hace presente que hay cosas que no podemos controlar. Y esto cuesta aceptarlo.
Tenemos la sensación de que controlamos nuestra vida, que navegamos en mares conocidos. Trabajo, entorno social y familiar. Mi ciudad, los lugares a los que frecuento. Todo aparentemente estable. Pero cuando algo perturba alguna de estas áreas y además nos deja en incertidumbre de lo que puede pasar, esto pone en juego nuestra capacidad de adaptación, aflora los miedos y fantasías catastróficas de lo que puede pasar.

En mi caso puedo observar que el estado de incertidumbre me sirve para darme cuenta de que no puedo controlarlo todo y que por más que imagine o pretenda que las cosas sean de una manera u otra. La vida ya tiene planes para mí y mi aprendizaje. Y rendirme a esto cuesta. Y también puedo decir que cuando lo consigo, cuando consigo entregarme a lo nuevo, a lo que viene sin expectativas y aceptando ese momento de “no sé lo que va a pasar”. Algo maravilloso me sorprende mejorando todo aquello que había imaginado.
Me recuerda a ese momento tan tenso antes de hablar con alguien, en el que imaginas que va a ser horrible, casi catastrófico...y luego, una vez has vivido la conversación y el encuentro, piensas “ostras, no ha sido para tanto”
Y entonces me pregunto...
¿Para qué tanta angustia previa? ¿Qué sentido tiene todo ese tiempo en malestar?
Mi reflexión de hoy.
Yo y la incertidumbre